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Rupit i Pruit

Superlativo, el pueblo más bello…

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“Uno de los pueblos más bonitos de la Península”, coinciden en afirmar muchas de las listas de revistas y portales turísticos y la sentencia no puede ser más cierta.

Adosado a los riscos del Collsacabra, el pequeño núcleo de Rupit mantiene el aire medieval que lo hace tan atractivo: calles adoquinadas, casas rústicas de los siglos XVI y XVII, el peculiar puente colgante de madera, la iglesia barroca de Sant Miquel... Destacan las calles del Fossar y de l’Església y los edificios de la Notaria Soler, un palacio del que se tienen noticias desde el s. XIV, y de la Casa de l’Apotecari, que muestran la importancia que tuvo esta población en los siglos XVI y XVII.

Sobre las grandes peñas que rodean Rupit se alza el antiguo castillo, hoy en ruinas; y la ermita de Santa Magdalena, que a pesar de su aspecto románico fue construida en el s. XVIII.

En el norte del municipio se halla Pruit, un pequeñísimo núcleo formado por un conjunto de masías dispersas en torno a la iglesia de Sant Andreu.

El conjunto de este municipio de la comarca de Osona también presenta muchísimos atractivos paisajísticos: imprescindible la ruta que lleva hasta el salto de Sallent –donde el arroyo de Rupit se precipita al vacío en una caída de 100 metros– por un paraje en el que se mezclan antiguos molinos abandonados (como el de Patrones o el del Tornall) con pozas, cascadas y fuentes.

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