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Sepúlveda

Ungida por la naturaleza y por la mano del hombre

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La Edad del Hierro, Roma, la cultura visigoda, la dominación musulmana y la Edad Media han dejado huellas indelebles en Sepúlveda, municipio segoviano con el que la naturaleza ha sido también generosa. La ciudad es uno de los centros neurálgicos del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, una auténtica maravilla para el amante del aire libre por la variedad de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos.

En este espacio protegido podemos encontrar tres ambientes. En la parte alta, bosques de sabinas y enebros. El fondo del cañón está ocupado por sauces, chopos y alisos. Por último, las paredes verticales de los barrancos sustentan una vegetación muy peculiar adaptada a las rocas. Los diferentes hábitats han multiplicado la riqueza de la fauna de este parque, donde se han censado casi 200 especies distintas de aves. En el contexto del parque natural podremos visitar la ermita de San Frutos, patrón de Segovia, y las ruinas del monasterio de Nuestra Señora de la Hoz.

Pero hay que prestar además mucha atención al propio casco urbano del municipio, declarado Conjunto Histórico-Artístico. Aquí podremos admirar la primera iglesia románica construida en la provincia, la Iglesia de El Salvador, del año 1093. Del siglo XII es el santuario de Santa María de la Peña, situado sobre una de las hoces más pronunciadas del río Duratón. Otras construcciones de interés son la fortaleza de Fernán González, las murallas, algunas de las antiguas puertas y la Plaza Mayor.

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