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Soto del Barco

Esencia marinera

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Solo tiene una playa, la de los Quebraderos, pero no le hacen falta más. Es tan marinera que hasta lleva el máximo vehículo de navegación en el nombre. Tatuado a sal y fuego. Como las llamas sobre las que se cocinan las deliciosas angulas que en la localidad protagonizan su propia jornada gastronómica y como aquellas que en cada fiesta de San Juan queman la foguera, al lado mismo del Museo Puerta del Mar, donde el río Nalón busca convertirse en Mar Cantábrico.

Un agua tan importante que hasta tiene su propia ruta por las parroquias que componen el concejo, que baña el palacio de los Ferrera, un bonito edifico barroco del que destaca su torreón, y el castillo de San Martín, imponente con sus almenas y rodeado de la verde vegetación tan característica de los prados asturianos. Un color que combina a la perfección con las tonalidades de las casas indianas que se reparten por la localidad y del que se puede disfrutar en su máximo esplendor desde cualquiera de las habitaciones del palacio de la Magdalena, una construcción del s. XVIII que da distinción a un entorno privilegiado. Una explosión de agua, luz y color.

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