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Villaluenga del Rosario

Puerta entre dimensiones

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Paso a paso nos aproximamos a la luz. Tras recorrer un profundo túnel que conecta con otros mundos, la roca deja espacio para que los rayos puedan penetrar por la gruta fácilmente. Ahora, el sol incide sobre nuestros ojos con máxima intensidad. Acabamos de salir de la sima de Villaluenga y la primera impresión que tenemos es la de encontrarnos en un mágico pueblo blanco de la sierra de Cádiz. Pero, parece fantasía. En este lugar tan pintoresco, no puede faltar una visita a una de las plazas de toros más originales. No es completamente redonda y utiliza la roca para adaptarse al terreno. En mitad de este pueblo de existencia real se alza la iglesia de San Miguel que se erige como faro de la villa, aunque también existen otros templos y ermitas. La guinda de este viaje puede ser el museo del Queso, un lugar esencial para encumbrar a este producto. La riqueza de los pastos hace que aquí se elaboren uno de los mejores del mundo, el de cabra payoya y oveja merina, que proporcionan un verdadero regalo a nuestro paladar. Villaluenga del Rosario aparece dibujada entre montañas en un mundo que tiene demasiadas semejanzas a la mejor ficción.