Barrio de Bellavista

Minas de Riotinto, Huelva

Qué ver

Un pequeño ‘Nothing Hill’ se halla escondido en las lindes de las Minas de Riotinto. Un eco del pasado de la dominación empresarial británica de este pueblo es lo que se concentra en el barrio de Bellavista. Una colonia británica del siglo XIX que permanece inalterable en el tiempo, símbolo de la revolución industrial del Reino Unido, que explotaba a través de empresas como ‘Rio Tinto Company’ las ricas tierras de mineral de España.

Es curioso el contraste que supone esta zona con sus preciosas casas ajardinadas típicamente inglesas con techos a dos aguas que evitaban la nieve y las chimeneas, en medio del oeste de Andalucía donde, además, apenas llueve. Sin embargo, pese a lo ridículo de este tipo de construcciones en la Huelva de entonces, hoy se conservan inalterables y suponen un precioso enclave que además cuenta historias de ingleses y colonos mezclados en una misma tierra.

Té a las 5, cancha de tenis o la práctica del fútbol de los altos gerifaltes británicos, eran algunas de las actividades, soterradas por un muro de piedra, que se practicaban en este oasis alejado de colonos y minerales. Aunque nos parezca extraño sus intrusiones en ese tiempo nos han dejado testigos, como por ejemplo, Huelva la cuna del fútbol con el primer equipo y la primera cancha de tenis de toda España. Además, se sabe que las palabras derriban muros y orgullos y hasta hoy se conservan en la zona expresiones de aquel entonces, mezcla inglesa y española, como hijas criollas del lenguaje.

A un lado las anécdotas, en Bellavista arquitectónicamente encontramos no solo mampostería y dimensiones inglesas sino un paseo por su cultura. Incluyeron en este barrio un pequeño reducto de vida británica a través de la capilla anglicana, con banquillos que tenían calefacción -algo impensable en la España de esa época-, el Club Inglés o la Casa Concejo, un precioso lugar donde se reunían los cargos ejecutivos de la compañía de la Rio Tinto Company. Bellavista se convirtió en el pueblo inglés de España. Quién les iba a decir entonces que unos años más adelante poblarían, sin ningún reparo, las típicas casas andaluzas con vistas a la playa.