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Casco viejo

Mélida, Navarra

Imaginemos, por un momento, que viajamos en un helicóptero. Desde el aire, el municipio de Mélida llama la atención. Calles rectas formando paralelas casi perfectas y cruzándose con perpendiculares que son igual de simétricas. Un plano que hubiese sido la envidia de aquellos urbanistas de finales del s. XIX, que soñaron manzanas idénticas en las grandes urbes. Sin embargo, el trazado de Mélida es mucho anterior, de la Edad Media, cuando una muralla rodeaba la villa y de la que hoy todavía podemos ver algunos restos.
Buscando esos sillares, un paseo por el casco viejo nos permitiría disfrutar de ese encanto de lo antiguo que, desde las alturas, es imposible de distinguir. Vestigios de antiguas casas, que no dejan ver su esplendor original de los s. XVI y XVII, conviven con otras construcciones con las que el paso del tiempo ha sido más benévolo. Escudos de familias nobles, como la de los Jaso o los Munárriz, balcones singulares, ventanas en miniatura en áticos pequeñísimos o arcos centenarios como el de los Diezmos son solo algunas de las posibilidades para recorrer calles como la Mayor, la del Príncipe o la del Castillo.
 

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