Plaza Mayor

Madrid, Madrid

Qué ver

Para entrar a la Plaza Mayor hay que atravesar uno de los diez arcos que la custodian. El más reconocido por los madrileños y por los millones de turistas que visitan la ciudad es el de Cuchilleros, pero no hay nada como perderse por los soportales y las callejuelas que rodean a la plaza, guiados por el olor de los bares que nos encontramos a cada paso. Y una vez dentro, comprobaremos que todo es completamente diferente a lo de fuera: un inesperado espacio gigante, rodeado de cientos de ventanas que han sido testigos de los siglos en la vida de la ciudad, donde resalta la fachada de la Casa de la Panadería, llena de murales de personajes mitológicos.

La Plaza Mayor ha cambiado tanto como Madrid a lo largo de los años. En el pasado este terreno estaba a las afueras, más allá de la muralla, y era el lugar donde los comerciantes que no querían pasar los controles de entrada de la Villa vendían sus mercancías. Era conocida como Plaza del Arrabal y, Felipe II, que no la veía digna de la ciudad que él había nombrado capital, mandó derribar lo que allí había para construir esta gran plaza. Desde entonces, aunque siempre ha sido un núcleo de encuentro y de comercio, la evolución ha sido constante: desde aquellos grabados en los que la vemos convertida en un escenario multitudinario para los autos de fe, pasando por las corridas de toros, a los frondosos jardines y arboledas en el centro y los tendidos eléctricos de los tranvías o enclave icónico de los mercados de Navidad de la capital. Incluso la estatua de Felipe III que vemos en el centro ha ido y venido varias veces a esta ubicación.

Ahora, dependiendo de la temporada del año, puede ser un lugar tranquilo donde descansar y tomarse algo (indispensables los bocadillos de calamares de cualquiera de sus bares) después de pasear por el centro mientras se pasa revista a los puestos de monedas y sellos que se dan cita los domingos por la mañana; o un lugar bullicioso donde se anda a paso de tortuga, incluso con acceso restringido, cuando llegan las navidades, el fin de curso universitario o en las fiestas patronales.