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Real Sitio de Covadonga

Cangas de Onís, Asturias

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La basílica de Covadonga se lleva toda la atención de inicio, pero si se sube andando hacía ella, a la izquierda, de pronto el sonido del gran caudal de agua rompiendo contra el suelo capta el interés de cualquier viandante; sobre una cascada aparece en un oquedad de la montaña la Santa Cueva. En esa gruta, situada en altura, pero ya dentro de la imponente montaña, si se sube por los peldaños laterales, hay una pequeña capilla, una diminuta construcción eclesiástica que, cuando se llega arriba, hace sentirse como un extraño visitante en el interior de una casa de muñecas. Pero antes de subir, miren el lago que hay bajo la cascada. Algo despierta nuestra curiosidad. Sobre los tonos verdes impolutos y vírgenes el cobre centellea levemente desde el fondo. Son muchos creyentes los que han arrojado, con el paso del tiempo, multitud de monedas para pedir los deseos (grandes peticiones a poco precio). Dentro de la cueva, se puede esperar sentado para presenciar o asistir a una misa. Tanto el hilo musical como el micrófono están, quizá, muy alto, lo que favorece que cualquiera pueda escuchar la homilía durante el recorrido del pasadizo. Según se aproximan a la salida, un leve olor a mecha recién prendida se irá convirtiendo en el último protagonista del recorrido. Antes de salir del interior de la gruta, hay una enorme estantería portando una gran cantidad de velas. Algunos turistas guardan cola para encender su pábilo. La luz al final del túnel.

Localización

43.307477, -5.054104