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Licor de hierbas ibicencas

Eivissa/Ibiza, Balears/Islas Baleares

Frente a la puesta de sol ibicenca respiro. El aroma del mar entra en mis pulmones mientras bebo un trago de licor de hierbas ibicencas. El intenso aroma del tomillo y el romero, el dulzor del hinojo, el frescor de la menta y el eucalipto y el cítrico de la naranja y el limón entran en mi cuerpo y en mi memoria, mientras recuerdo a mi abuelo trabajando en su pequeña tienda de licores. “Todo empezó como una afición”, me decía. “Adoro las plantas medicinales, sus propiedades, sus aromas, su sabor…”, me explicaba con pasión, mientras le ayudaba a recogerlas del huerto. Hace ya unos años que trabajo con mi abuelo. Me ha inculcado su pasión por las plantas y las hierbas aromáticas y me ha enseñado a preparar licores. Todavía recuerdo la primera vez que preparé licor de hierbas ibicencas. Nunca podré olvidar ese momento. Llegué temprano, muy temprano a la tienda, el sol estaba despertando y todavía no habíamos abierto. “Es el día”, me dijo mi abuelo, emocionado, “hoy vas a poner en práctica todo lo que te he enseñado”. Juntos fuimos al huerto y con sumo mimo y delicadeza cogimos todo lo que necesitábamos. El olor de las hierbas se apoderaba del ambiente de la sala donde preparábamos los licores. Una vez seleccionadas las plantas, me dispuse a introducirlas dentro de una botella de cristal y, bajo la supervisión de mi abuelo, comencé a rellenarla de anís dulce. “Ahora a esperar”, dijo él. Siguió la actividad en la tienda y, pasados tres meses, mi primer licor de hierbas ibicencas ya estaba macerado y listo para probar. Orgulloso, ese día supo que esta tradición pasaría de generación en generación.

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