Semana Santa de Valladolid

Valladolid, Valladolid

Envueltos en el silencio de la noche y vestidos con túnicas negras con puños de encaje, los miembros de seis cofradías hacen que los pasos que representan los Misterios Dolorosos del Rosario vuelvan a la vida y el Ecce Homo y el Cristo atado a la Columna, de Gregorio Fernández, desfilan lentamente ante los edificios más importantes de la ciudad, durante la Procesión del Rosario, un acto místico que sólo puede materializarse en Valladolid. Aquí,en Semana Santa, los edificios, museos y conventos custodian los pasos procesionales, que son obras magistrales de la escultura religiosa española. La lectura numérica de la conmemoración de la Pasión de Cristo habla por sí misma: veinte cofradías, más de sesenta pasos y más de treinta procesiones demuestran que el fervor es uno de los patrimonios castellanos. El Domingo de Ramos, la talla de Francisco Giralte del s.XVI avanza por la calle de la Platería para conmemorar la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, que es la única de Valladolid realizada con la técnica del papelón y bien merece el Hosanna que los fieles le dedican. Negras mantillas, velones y oscuros capirotes ambientan el trayecto de la Virgen en busca de su hijo en la plaza de Santa Cruz, momento en el que la emoción puede palparse.
El Viernes Santo, el esfuerzo se eleva al infinito. Por la mañana, el Sermón de las Siete palabras es un auténtico viaje al pasado, en el que el pregón se promulga, a caballo, por los puntos más importantes de la ciudad, antes de que un sacerdote lo recite ante las representaciones religiosas en la Plaza Mayor, engalanada con telones negros. El mayor esfuerzo lo hacen, durante cuatro horas, todas las cofradías que se dan cita para representar las escenas de la pasión, portando los 33 pasos que acceden a la Plaza Mayor por la Calle Ferrari y la rodean, saliendo por la calle de Santiago, durante la Procesión General de la Sagrada Pasión, un museo andante del Barroco español que evoca profundos sentimientos en quien lo contempla. Es la estelar culminación de una muestra del talante castellano, capaz de realizar las mayores proezas con sobriedad, gracias a la recia fortaleza de su carácter.