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Abárzuza/Abartzuza

Conviértete en Navarro por un día

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Abartzuza se nutre de los caminos que le traen aceitunas desde Arroniz, historia Jacobea desde el monasterio de Iratxe o la capital de la comarca, Estella, cuyos caminos llevan al visitante a convertirse en Navarro por un segundo. Una vez en ese punto, el frío ya no entumece y da fuerzas para disfrutar de nuestra nueva condición Navarra en el hermoso valle sobre el que se asienta Abartzuza.

Los cielos nublados no molestan, iluminan el paisaje y colorean las praderas. Las piedras ‘viven’ y recorren sus calles como si las persiguieran. Más rápidas que el hambre, se suben y forman casas blasonadas de los siglos XVI y XVII. Nuestra nueva condición (de aprendiz de navarro) la conocen también nuestras piernas que incansables han dado zancadas hasta el centro de Abartzuza, como si nada. La iglesia Nuestra Señora de la Asunción recibe cada día a estos turistas que cámara en mano fotografían sus sillares bien coordinados que logran formar una preciosa estructura románica a juego con el resto de casas del pueblo. Esta iglesia facilita la conquista de Abartzuza, con un puente que cede el paso a cualquiera bien intencionado hasta la zona más concurrida de la localidad. Definitivamente, la parte más alta del casco histórico de Abartzuza ha sido alcanzada por los nuevos navarros de todas las provincias que degustan cámara en mano la riquísima tortilla de perretxicos en los locales de las inmediaciones. Aquí, entre edificios más modernos y la piedra, se recrean preciosos refugios casi serranos que nos traen el olor rural a cada paso. Sin embargo, a los más naturalistas el viento les ha alejado del centro histórico hasta el monasterio de Santa María de Irantzu, un bello lugar aislado al pie de la sierra de Andía. En este entorno los nuevos lugareños disfrutan en los montes de la austeridad y la belleza que rodea estos parajes. Arbatzazu tiene nuevos navarros que la han conquistado por el monte y por la tierra.

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