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Arcos de la Frontera

La puerta blanca del sur

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A lo alto de una colina de la Sierra de Cádiz hay que llegar para encontrar el lugar donde ‘reposa’ el casco histórico de Arcos de la Frontera, declarado conjunto histórico-artístico. Lleno de calles estrechas e inclinadas, esta antigua ciudad fortificada está bañada por el río Guadalete y ofrece unas excelentes vistas desde el punto más alto, el Balcón de la Peña Nueva, que está entre el Castillo y el Parador Nacional. Desde alli nos podremos situar para después visitar la Basílica Menor de Santa María de la Asunción y admirar su imponente retablo renacentista, la iglesia de San Pedro y el Palacio de Mayorazgo, con su jardín andalusí. A todos estos puntos y otros rincones singulares llegaremos a través de un laberinto de plazas, plazuelas, calles y callejuelas de fachadas encaladas, dado que nos encontramos en la puerta de entrada de la Ruta de los Pueblos Blancos. Por sus alrededores, su embalse compensa la (relativa) lejanía de la costa gaditana, con playa y la posibilidad de practicar deportes acuáticos, así como de observar aves en el Paraje Natural Cola del Embalse de Arcos. 

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