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Arrasate/Mondragón

Raíces medievales

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El aroma medieval de la villa de Arrasate aún se respira en cualquiera de las tres calles que formaron el núcleo primitivo del municipio y al que se accedía por cinco entradas de la que aún se conservan tres portales: el de Zurgin Kantoi, Kontzesino y Portalón. Al cruzar cualquiera de ellos, nos adentraremos en el pasado más lejano de la localidad, cuando el movimiento cooperativista por el que ha pasado a la fama aún era una quimera, y accederemos a su casco histórico, un sueño de bellas iglesias, como la de San Juan Bautista o la del convento de San Francisco y de regios edificios como la Casa Consistorial.
Arrasate es un catálogo de hermosos palacios nobles como el de Okendo, el de Andikano Zelaa, el de Bañez de Artazubiaga o el de Monterrón con su parque al lado, un edén en mitad de la población y competencia directa en belleza con el de Santa Bárbara al oeste del centro. Y para conocer el verdadero pulmón verde del que respira la localidad solo tendremos que buscar el pico de la pirámide de Udalalaitz, un macizo emblemático en un espacio protegido por la diversidad de su flora.
 

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