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Berrobi

Un entorno natural con interesante gastronomía

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Los caseríos dispersos a ambos lados de la carretera que une Tolosa y Leitza rodean la población verde y de gran valor paisajístico de Berrobi. Cuando se ponen los pies sobre las tierras que bañan el valle del río Berastegi, en las laderas del monte Uzturre, empieza un viaje que puede ser de ida y vuelta, porque si no se visita Berrobi en agosto, hay que regresar para las fiestas de San Agustín, con chupinazo, degustaciones gastronómicas y mucha cuadrilla y 'trikitilaris'.

En el centro del municipio, justo enfrente de la casa consistorial, aguarda la iglesia de San Andrés, levantada en el siglo XVI, y a la salida del pueblo permanece erguida la casa Iriarte del siglo XVII. La ermita de San Sebastián y su figura preservan a las afueras a los berrobitarros y en el altar está la figura del santo, patrón del municipio. La cercanía de Tolosa y la comarca de Tolosaldea son testigos de los frutos que da la tierra, como las cerezas y las fresas, y del buen comer en cualquiera de sus restaurantes.

En un pequeño lugar que recorren las aguas que se posan en valles y bosques otorgándole el color verde en los meses más cálidos y el blanco níveo del invierno, se puede también contemplar en su patrimonio arquitectónico el palacio o Casa Solar de Lopatza, en la que destacan su escudo y su portada barroca. El juego de la pelota ameniza los ratos de ocio en un plácido municipio en el que los molinos tuvieron un papel importante en su economía. Uno de ellos, el de Errota Berri, que estuvo en funcionamiento hasta 1975. 

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