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Caldes d'Estrac

Una casa de veraneo

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La sierra Litoral lo protege, cuatro playas veranean por su terreno y los baños termales ponen la gota de agua que llena sanamente el vaso al turismo. Hablamos de Caldetes o Caldes d'Estrac, el municipio más pequeño (pero solo en tamaño) del Mediterráneo español, si es que no de todo el país. No son pocos los europeos que han sellado su amor por la localidad, construyendo aquí sus segundas residencias: a pesar de su tamaño, o quizá precisamente por ello, Caldetes resulta un lugar ideal para esos días de verano donde sentirse como en casa y a gusto con el calor. Nada como responder a la llamada de la iglesia de Santa María, por ejemplo, o buscar inspiración en el Museo Fundación Palau i Fabre, mismamente, para sentirse uno más de entre sus simpáticos lugareños. Porque a Caldes d'Estrac no le cuesta abrir de par en par los brazos al visitante, y así lo sienten quienes saborean su esencia, ociosa y veraniega, cada año, echándose al sol en alguna de sus hermosas playas, relajando los músculos en la calidez de sus baños termales, haciendo deporte en el Parque Muntanyà; fotografiándose, también, en el Paseo de Mar y en el Paseo de los Ingleses -lleno de palacios burgueses del XX y casas modernistas y novecentistas-, sin olvidar asomarse a las masías de Can Milans y Can Gili, alzar la vista hacia el horizonte besado por las torres de vigía que riegan la localidad, como Verda o Busquets, u honrar también a la virgen del Remedio en la Fiesta Mayor.

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