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Cruïlles, Monells i Sant Sadurní de l'Heura

Naturaleza y primer románico

No es un anuncio ni está en venta. El municipio con el topónimo quizá más largo de toda Europa concentra en sus núcleos urbanos la esencia del denominado Empordanet, espacio geográfico y vital en el interior del Ampurdán: tranquilidad, encanto y una mezcla casi perfecta con el paisaje.

Monells, por ejemplo, quizá sea uno de los pueblos más bonitos de toda la provincia. Sus casas, de extraordinaria belleza y la magnífica Plaza de Jaume I, porticada y donde no hay dos arcadas iguales, son los principales reclamos de un pueblo que atrae a muchos visitantes e incluso a producciones cinematográficas. Sin ir más lejos, en sus calles se rodó la película Ocho apellidos catalanes. También merece una visita la iglesia de Sant Genís (s. XI), que combina románico, gótico y barroco.

En Cruïlles hay que acercarse a la Torre de l’Homenatge, imponente románico de 22 metros de altura, actualmente aislada en medio de la plaza. En la cima de una colina a poniente de la población, se encuentra el monasterio de Sant Miquel de Cruïlles, uno de los más importantes de la provincia. En su interior se conservan restos de pinturas románicas de gran importancia. A pocos metros, la ermita de Sant Joan de Salellas es una de las iglesias del primer románico que ha llegado en mejor estado de conservación hasta hoy.

El pueblo de Sant Sadurní merece un paseo por su núcleo histórico, inmerso en una tranquilidad de otra época.

Y no hay que marcharse sin haber gozado de las magníficas vistas que hay junto a la iglesia de Santa Pellaia, situada en uno de los rincones más altos del macizo de las Gavarres. El mirador permite observar la enorme extensión ampurdanesa y también de la comarca de la Selva.

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