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Esparreguera

La fuerza del Llobregat

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Barcelona no siempre fue la capital de Cataluña. Una población del Bajo Llobregat que en 1821 apenas rebasaba los 3.000 habitantes se convirtió en la corte regional durante algo más de 90 días. Era Esparreguera y tuvo el gran honor de serlo por culpa de la fiebre amarilla que asoló y aisló a la Ciudad Condal en aquellos días. No se eligió por casualidad. Se escogió por su estupendo clima y por su proximidad a la carretera nacional y a la metrópolis. Esparreguera, eso sí, siempre ha sido capital del dinamismo. Quizá porque las aguas del río Llobregat han marcado su historia. A su vera se colocaron las primeras piedras de Santa María del Puig y, alrededor, las primeras casas del pueblo. También el castillo, del que se conservan solo las ruinas, se levantó en sus inmediaciones para defenderse de los ataques sarracenos. El Llobregat asimismo desencadenó la explosión de la industria textil. Ahí está la Colonia Sedó para atestiguarlo con sus fábricas, sus casas y su propio museo. Y, claro, el dinamismo genera pasión; la que ponen en escena cada Semana Santa los vecinos de esta villa representando la Pasión de Jesucristo ante miles de personas en un acontecimiento cultural que trasciende fronteras. Quizá por eso, la villa ha dedicado una calle a todos aquellos que han contribuido a la grandeza de este espectáculo: “carrer Actors d’Esparreguera”.