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Gibraleón

Con sabor a mosto y aceite

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A orillas del río Odiel, entre la sierra y la costa, se levanta Gibraleón (Huelva), un pueblo blanco y albero en el que el aceite de oliva y el mosto se apoderan de sus calles. Pueblo agrícola rodeado de cultivos de vid y olivares en el que el cerdo ibérico campa a sus anchas por los campos convirtiéndose en el vecino más especial. De apariencia sencilla, a la par que armoniosa y elegante, se alza en el centro del pueblo la parroquia de Santiago Apóstol, un santuario que guarda la imagen del Cristo de la Buena Muerte, la talla más antigua que sale en precesión durante la Semana Santa de Gibraleón. A pocas calles de este templo encontramos el hogar de los santos más venerados del municipio, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Fundada como el primer convento de España por la Orden de los Carmelitas Calzados, preside su presbiterio la imagen del Cristo Crucificado acompañado por María Santísima de la Soledad. Si por algo se caracteriza esta ciudad es por ser la capital del mosto, un vino dulce que, a mediados de diciembre, consigue crear en Gibraleón un acogedor ambiente en el que familias y amigos se reúnen en los bares, al calor de las chimeneas, y saborean este dulce caldo, mientras cocinan a la brasa las mejores carnes. Otro de sus productos más característicos es el premiado y reconocido aceite virgen extra de Gibraleón, oro líquido de la ciudad. No hay nada mejor al visitar este municipio onubense que sentarse en una de sus tabernas y disfrutar de estos espectaculares sabores nacidos de la tierra. Recomendable visitar el lugar de interés comunitario del río Salado y la microreserva de los Saladares del río Salado.