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Ingenio

Naipes con color canario

Lleva la chispa ya en el nombre, y nadie podría negarle a Ingenio que juega sus cartas con sobrada ocurrencia, desplegando un póker de atractivos capaz de ganarse a cualquiera por la mano. Y la pareja de ases de esa jugada solo pueden ser sus playas. Por ejemplo, un cortante as de espadas sería el arenal de El Burrero, agitado con fuerza por los alisios, quienes siegan el aire como un filo e hinchan las velas de windsurfistas y kitesurfistas. Hace años que estos peregrinan allí atraídos por su fama, dispuestos a desafiar alegres sus vientos. Mientras, el as de oros lo pondría la playa de San Agustín, que extiende sus granos en un manto atrayente aunque de dimensiones modestas, como preciadas pepitas que venden caro cada uno de sus quilates.

Otro atractivo as, aunque no precisamente de bastos, lo representa la artesanía de los calados, una tradición canaria que se plasma en la elaboración de finas mantas, cortinas, pañuelos… Ingenio se ha preocupado de mantenerla bien viva, como un reclamo turístico más, reforzado por la artesanía de la hoja de palma, el cuchillo canario o sus preciadas piezas de alfarería. Pero el que busque artesanía también querrá probar otros sabores genuinos, y el pueblo se lo pone en la boca con su as de copas: ese Festival Internacional de Folclore que Ingenio celebra cada verano, convocando a la isla grupos musicales de todos los continentes. Astutamente, Ingenio aún se guarda un as en la manga en un centro histórico tan bello como inesperado, y un abanico de naipes que merecen cada uno un detenido vistazo: la plaza del ayuntamiento, con su iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, la Casa del Reloj… Sin duda, una buena mano.

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