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Meranges

Naturaleza verdiblanca

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El blanco se entremezcla con el verde. Estamos en Meranges y el aire no puede ser más puro. Situado en la parte alta, esta localidad gerundense puede presumir de Naturaleza. Puede y debe, porque las montañas forman parte de su vida. Algunas, copadas por la nieve; otras, en cambio, verdes como las mejores aceitunas. La existencia del pueblo, cuya escarpada ubicación valdría de entrenamiento para cualquier ciclista profesional, data de aproximadamente del siglo X, casi tanto como la de su iglesia. Un año mayor que la villa que la vio nacer, rinde tributo a San Saturnino, que le cede gentilmente su nombre. Su gigantesco torreón es la parte más reseñable de un edificio que no deja indiferente a nadie. Más allá de él, Meranges tiene en los restos de su castillo, cuyos orígenes nos llevan hasta el año 1068, y en  los ‘Estanys de Malniu’ (Lagos de Malniu) sus atractivos más destacados. Estos últimos, ubicados a los pies de la enorme montaña del Puig Pedrós, son la excusa perfecta para disfrutar de una interesante y maravillosa ruta campestre. Por si fuera poco, y como colofón final, la Semana Santa se encarga de ponerle el broche de oro a un municipio que tiene como bandera principal a la montaña.

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