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Petrer

Caldos de sabor medieval y morisco

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Aunque desde hace unos pocos años forma parte de la Ruta del Vino de Alicante, la situación geográfica de Petrer ha sido clave para convertirse en un importante asentamiento desde el Neolítico. El origen de su núcleo urbano se remonta a la época andalusí y por esa razón las callejuelas de su casco antiguo tienen un sabor árabe que culmina en la joya del municipio: el castillo. La fortaleza de época musulmana, formada por la explanada y la alcazaba, cuenta, además, con las típicas casas-cueva de la zona, excavadas en las murallas. Desde allí se ve toda la localidad, que también respira un ambiente romano en el Horno de Villa Petraria y el medieval perdura en los restos que se pueden contemplar en el Museo Arqueológico y Etnográfico Dámaso Navarro. Y justo al lado, épocas más tardías se manifiestan en la iglesia de San Bartolomé, y un poco más lejos, en la ermita de San Bonifacio. La historia más reciente también tiene su sitio en la finca El Poblet, última sede de la Segunda República Española y desde la cual sus dirigentes partieron hacia el exilio. 

Petrer permite al visitante seguir disfrutando de su historia con sus fiestas de moros y cristianos, pero también conocer y saborear los caldos de la provincia, adquirir alguno de los bolsos o calzados artesanos que produce y partir rumbo a la Sierra del Cid para respirar aire puro.