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Ripoll

Ecléctico entre ríos, bosques y prados

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Las aguas del Ter y el Freser reflejan las altas montañas que rodean Ripoll y exhiben los numerosos puentes que cruzan el municipio, desde el más antiguo al más moderno, construido por el arquitecto Santiago Calatrava. Cumbres, bosques y prados conforman un entorno espectacular para dar cobijo, en el corazón del prepirineo de Girona, a la capital de la comarca del Ripollés. En su casco antiguo, de calles estrechas y hermosas plazas, se mezclan los pocos restos medievales que aún quedan con edificios de orígenes modernistas, como la Capilla de Sant Miquel de La Roqueta, y con otros vestigios neogóticos o neoclásicos. Para conocer este bello enclave un buen punto de partida es la plaza del Ayuntamiento, conocida por sus habitantes como 'plaza del Corral', porque era donde antaño se ubicaban los animales y donde hoy se alza una estatua dedicada a los vecinos que murieron durante la Primera Guerra Carlista. El Ayuntamiento se encuentra al lado del Monasterio de Santa María de Ripoll, fundado en el siglo IX, al amparo de los monjes benedictinos. A su lado encontraremos la Iglesia de Sant Pere, del siglo XII, con elementos prerrománicos, que alberga el Museo Etnográfico, en cuyo interior se conserva un gran fragmento de la muralla medieval de la villa. En el casco histórico podemos ver algunas callejuelas como carrer Perdut  (calle perdida), llamada así porque se cerró a cal y canto y cayó en el olvido durante la peste del siglo XVI, o la Plaza de la Llibertat, conocida como Plaza dels Porcs (plaza de los cerdos), porque era allí donde se situaba el antiguo mercado de animales. No abandonemos el casco urbano sin visitar la fragua Palau (Farga Palau), uno de los últimos vestigios de la industria de la forja catalana, que vivió su momento álgido durante los siglos XVII y XVIII.

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