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Tejeda

Un reino de paz

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Situado en el centro de Gran Canaria, en la zona más alta de la isla, viajar a Tejeda es como hacerlo al origen de la vida. Desde las cumbres del municipio podemos contemplar la depresión causada por una caldera volcánica hundida hace 14 millones de años para, después, ser inundada por el agua. El mirador situado junto al Ayuntamiento ofrece unas vistas incomparables del barranco y del roque Bentayga y el roque Nublo. Una buena idea es visitar el parque rural del Nublo, en el que se encuentra esta formación rocosa. La tranquilidad que se respira mientras se recorren algunas de sus sendas hará que nos olvidemos hasta del móvil.

Después de haber contemplado la flora típica y ya de vuelta en la villa, el Centro de Interpretación de Plantas Medicinales nos permitirá conocer los usos saludables que se han dado tradicionalmente a la vegetación de la zona. Si se quiere ahondar más en las costumbres no debe faltar una visita al museo de las Tradiciones, una casa típica canaria donde conocer la historia de la localidad. De paseo por el pueblo se puede contemplar una buena muestra de la arquitectura tradicional en la que madera, teja y piedra son los protagonistas. Una foto de un balcón canario, de tradición mudéjar o portuguesa, no puede faltar en nuestro álbum. 

Para reponer fuerzas lo mejor es degustar alguno de sus productos: papas arrugadas, queso de la zona, carne de cabrito… y, sobre todo, uno de los dulces elaborados con almendra propia de Tejeda. Si tenemos suerte y nuestro viaje es el primer fin de semana de febrero, asistiremos a la Fiesta del Almendro, en la que podremos contemplar el espectáculo que es este árbol en flor y, además, disfrutar del folclore canario.