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Villanueva de Duero

El Rey del Valle

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Las praderas del extenso valle castellano del Duero se rinden a su rey, Villanueva, que completa su nombre con este afamado río, cuyo caudal es el mayor del país. Ubicado en lo más alto del territorio, Villanueva lo domina como un león en la Sabana. Antaño territorio romano, tiene en la arquitectura civil uno de sus principales atractivos. En este campo destaca sobremanera la espectacular iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Visitación, del siglo XVIII y estilo mudéjar. Es la punta del iceberg y se encuentra escoltada por la empedrada cartuja de Aniago, cuyas dimensiones no dejan indiferente. La enladrillada casa de Tomás Andrés Guerra, próxima al ayuntamiento y a la Plaza Mayor, el palacio de los Marqueses o la moderna ermita del Santo Cristo del Humilladero, alejada del casco antiguo, terminan por conformar este enorme bloque de hielo. De ser real, tendría complicado sobrevivir a las altas temperaturas que en verano asolan esta localidad vallisoletana. Si la arquitectura es reseñable, la gastronomía no se queda atrás. Ahí, la cocina tradicional es la reina. La carne de oveja, estofada o cocida es la estrella de un firmamento donde brillan con luz propia el chorizo sabadeño y los buenos vinos.