Compartir

{{title}}
{{buttonText}}

Conjunto monumental de Igartza

Beasain, Gipuzkoa/Guipúzcoa

Un pequeño paraíso de piedra se esconde en Beasain. Para contemplarlo es necesario trasladarse hasta el pequeño barrio de Igartza. Allí, la roca y el verde conforman una simbiosis espectacular. Todo un monumento arquitectónico –declarado bien de interés cultural en categoría de conjunto monumental- que está compuesto por el molino, la ferrería, el palacio, la presa, la ermita de Nuestra Señora de Belén, el puente y la calzada. Siete elementos, siete maravillas que son la envidia de todos los edificios adyacentes. Impotentes, admiran a sus homólogos conscientes de que no podrán igualar su belleza. La presa de madera, que se valía de las aguas del Oria para hacer funcionar la ferrería,  permitía a las aspas del molino bracear sin descanso. Ahora, se encuentra detrás del palacio a modo de exposición. El molino, todo un gigante para Don Quijote, data de 1740 y abastecía a la villa. Hoy, en su planta principal conserva toda su estructura y rinde sin ningún tipo de problema. El edificio cuenta además con una vivienda que desde hace unos años se ha convertido en un albergue para los peregrinos con destino a Santiago. La ferrería, elemento fundamental para entender la historia industrial de Beasain, fue reconstruida en 2006 mediante una excavación arqueológica que la rescató de las entrañas de la tierra. La ermita, por su parte, es toda una superviviente. Resistió los envites causados por la Guerra Civil y ahora comparte espacio con el puente y la calzada, colocándose delante del palacio. Del siglo XVIII, sobresale su arquitectura popular. Por último, el puente. Centenario, deja pasar el río y forma parte de la calzada enlosada que antaño acogió a innumerables caminantes. Ellos tuvieron la suerte de contemplar todas estas maravillas que hoy se encuentran, a tiro de piedra, en Beasain.

Información de contacto