Bollos dormíos

Orellana la Vieja, Badajoz

Qué comer

Los bollos dormíos son parte del recetario de los desayunos extremeños en muchas localidades, tanto de la provincia de Cáceres como de Badajoz, como es el caso de Orellana la Vieja. Son unos bollos de fermentación lenta, puesto que una vez preparada la masa se la cubre con un paño y se la deja reposar unas horas o toda la noche, en total oscuridad al abrigo de la tela; de ahí su curioso nombre.
Para prepararlos necesitaremos agua, harina, dos huevos, aceite de oliva, anís en grano, un palito de canela, cáscara de limón, una pizca de sal y levadura. Al hacer la masa hervimos el agua, al modo de infusión con las semillas de anís, la canela y la cáscara de limón. Dejamos que se enfríe y en un bol preparamos una masa de pan, mezclando el agua y el harina; añadimos sólo las yemas de huevo, una pizca de azúcar y sal, ponemos aceite de oliva en lugar de mantequilla, y la levadura disuelta; espolvoreamos con harina la superficie donde vamos a amasar y echamos poco a poco harina hasta conseguir una masa moldeable, que no se pegue a las manos. Cuando lo hayamos conseguido, tapamos con un paño y la dejamos reposar una hora o media hora. Si la masa está asentada, hacemos bolas en función del número de bollos que queremos realizar; esas porciones ya redondeadas se tapan de nuevo con un paño grueso hasta que dupliquen su tamaño. “¡Silencio, los bollos duermen!”; este proceso puede durar varias horas o toda la noche, en función de la cantidad de levadura usada.
Calentamos el horno a 220º de temperatura; batimos las claras a punto de nieve con un poco de azúcar y se embadurnan con ella las bolas; podemos espolvorear con más azúcar por encima, a modo de moñete, y se hornean entre una hora o media, en función del tamaño de las masitas. Cuando estén bien dorados, se deja que se enfríen; ya se pueden disfrutar con un buen café con leche o un tazón de chocolate.