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Mirador de la Corona

Los Realejos, Santa Cruz de Tenerife

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A Los Realejos se puede ir por muchas razones: disfrutar de sus playas, patear sus parajes, conocer su singular flora… También, por ejemplo, a empaparse de la historia canaria mientras uno recorre sus calles y degusta la gastronomía tinerfeña. Sin embargo, uno de los placeres mayores que reserva este municipio es, simplemente, plantarse y mirar. Y es que el terreno de acantilados donde se levanta el pueblo, en pleno valle de La Orotava, ha dispuesto que disponga de los mejores miradores de la isla, todos con sus propios encantos particulares.

Quizás el más emblemático sea el llamado de La Corona, en el barrio de Icod el Alto, a 750 metros de altura, por ser el mejor balcón para contemplar el infinito valle de la Orotava y un buen 'mordisco' de la costa de Tenerife. En cualquier caso, cada uno de los miradores de Los Realejos posee sus propios encantos e historias: El Lance, con unas vistas similares y que es, además, el punto desde el que eligió tirarse al vacío el rey guanche Bentor, antes que entregarse a los conquistadores; hoy cuenta con una estatua en su memoria. También, el mirador de San Pedro y sus verdes vistas sobre el palmeral de la Rambla de Castro y las plataneras de las Ramblas del Mar, o La Grimona, que muestra desde lo alto la playa del mismo nombre, o, para rematar nuestra panorámica, la plaza de la Unión, con vistas sobre el histórico barranco de Godínez... El mejor repaso a Los Realejos se hace por fuerza desde lo alto.

Contacto

Localización

28.377475, -16.599332