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Caparroso

Magia y descanso

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Hay en Caparroso un lugar mágico: se le llama El Cristo, o La Iglesia Alta, o lo que fue la antigua parroquia de la Santa Fe. Su torreón aún resiste en lo alto de la colina; los muros que se mantienen en pie saludan cada nuevo amanecer como el primero y se sonrojan en cada puesta de sol; sus bóvedas al descubierto nos hacen imaginar lo que ocurriría bajo ellas. Los días de gloria de esta iglesia pasaron en el s. XIV y hoy es un sobrecogedor escenario que rebosa encanto, en un lugar privilegiado desde donde contemplar el horizonte. Caparroso está un poco más acá, lleno de vida y de gente trabajadora, que disfruta de la tranquilidad de su paisaje, del río Aragón que lo delimita, de su puente viejo que lo cruza, de las mañanas de sol en la plaza de España, frente a su Ayuntamiento y de su gastronomía, rica en hortalizas de la tierra, donde destacan el cordero al chilindrón y los tradicionales calderetes de caza. Todo en Caparroso es tradición y tranquilidad.

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