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Carcastillo

Un pueblo a un monasterio 'pegado'

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Sencillo, de aspecto austero, plantado allá donde Navarra se funde con La Rioja, Carcastillo tiene el típico perfil de pueblo fronterizo y una historia que se remonta muy atrás, ligada a su papel de barrera estratégica entre Pamplona y los musulmanes. Sin embargo, en un momento dado, un rey medieval decidió donar al lugar a la orden de Cister y Carcastillo dejó de ser un municipio, una condición que no recuperó hasta el siglo XIX. Pero gracias a esa azarosa decisión, hoy el pueblo es una parada turística obligada, porque la Orden levantó allí un monasterio, el de Santa María la Real de la Oliva, que es una de las más valiosas construcciones que se conservan tanto del románico navarro como del arte cisterciense.

Solo por este complejo ya merecería la visita al pueblo. Pero los que lleguen atraídos por el monasterio, hallarán que Carcastillo tiene mucho más arte resguardado entre sus calles, como la muy antigua y austera iglesia de El Salvador (del siglo XIII), o la abadía Cisterciense de Santa María de la Oliva y otros tantos edificios alrededor de la plaza de la Iglesia, sede también del ayuntamiento. Y es entonces, cuando uno ve el conjunto, que piensa que no fue tan azarosa la decisión de situar allí el monasterio.

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