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Cartaya

Religiosidad anclada en un paraíso de costa

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Seguro que 'La Sirenita' intentaría aquí captar con su voz la atención del príncipe de sus amores. Cartaya es un pueblo marinero atravesado por el río Piedras y en el que destacan sus cuatro kilómetros de playa -El Rompido, playa de San Miguel y playa de Nuevo Portil-, rodeadas del paraje natural Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido. En su interior se hierguen los siguientes monumentos: las Casas capitulares del siglo XVI, los faros de El Rompido de curiosas formas cilíndricas entre rojo y blanco, o el castillo de los Zúñiga que es la construcción más importante de la localidad. Por si fuera poco, el pueblo posee igualmente una sala de exposiciones de todo tipo de disciplinas así como áreas recreativas y parques para el ocio como El Almendral, el Castillo o el Scout Peary. 

La profunda religiosidad del municipio la representan el antiguo convento de Mercedarios Descalzos de la Santísima Trinidad, del siglo XVIII, y la ermita de Nuestra Señora de Consolación, muy importante porque en ella descansa la imagen de la Virgen homónima cuyos cultos son una de las fiestas más arraigadas entre los habitantes de Cartaya. Y hablando de fiestas, este pueblo no se queda corto, sobre todo por las fiestas patronales en honor de la Santísima Virgen del Rosario que se celebran al mismo tiempo que la tremendamente visitada e interesante Feria de Octubre que incluye muestras agrícolas y ganaderas y un Salón de la Automoción y la Náutica.

Cartaya es además un bastión de la buena gastronomía, sobre todo marinera, con mariscos de excelente calidad entre los que no hay que privarse de saborear sus tradicionales gambas blancas que bien pueden acompañarse con sus excepcionales vinos realizados en las bodegas conocidas como Zampuzos donde cada propietario hace su propio caldo.

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