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Sant Miquel de Fluvià

Viaje en el tiempo en el Alto Ampurdán

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Pocos municipios ponen tanto empeño en dar valor y divulgar su patrimonio como Sant Miquel de Fluvià. Las tareas de restauración de los últimos años, unidas a las visitas guiadas, ponen al descubierto un patrimonio histórico de primer nivel en un municipio del Alt Empordà que cuenta con poco más de 700 habitantes. La ruta que conforman el Monasterio de Sant Miquel, el horno romano y el paraje de la Fuente constituyen un paseo por el tiempo de gran valor histórico y permiten, al mismo tiempo, que el visitante se adentre en el entorno natural de la población.

El municipio se creó con la fundación del monasterio, que eligió el emplazamiento por la Fuente de Sant Miquel, que brota de una corriente de la montaña a lo alto de unas escaleras. No obstante, es el Monasterio benedictino de Sant Miquel, del siglo XI, el que merece el más amplio reconocimiento por su gran valor histórico y arquitectónico. El conjunto está formado por una iglesia y un claustro situados en la parte antigua del municipio. Destaca la iglesia, una joya del románico catalán, con tres naves y forma de cruz latina, y la magnífica torre de planta cuadrada de tres pisos, de 28 metros de altura aproximadamente

Es recomendable completar la ruta con una visita al horno romano, del siglo I-II d.C., que servía para cocer arcilla en tejas, ladrillos y azulejos. Descubierto por casualidad en 1974 y convenientemente restaurado, es un horno excepcional porque es el único visitable de Cataluña que consta de praefurnim y furnium.

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