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Sant Pere de Riudebitlles

Impresionante obra de ingeniería medieval

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Calles sombrías y estrechas, con casas de piedras y arcos vetustos, hablan de la historia milenaria de este pueblo del Alto Penedés que en el siglo XVIII vivió un gran auge gracias a la industria papelera y a los numerosos molinos que se instalaron en sus alrededores. La iglesia parroquial fue totalmente remozada en esa época, aunque se aprovechó la primitiva portalada del templo románico. Dos monumentos son de visita imprescindible en Sant Pere de Riudebitlles: el Casal dels Marquesos de Llió y el Pont Nou.

El primero es uno de los pocos ejemplos de gótico civil que se conservan en Cataluña con su fachada, de más de veinte 23 metros de ancho y diez de altura, ocho bellas ventanas y cinco escultóricos escudos. Los orígenes de este magnífico palacio se sitúan entre los siglos XIII y XIV. En el siglo XVIII, el Marqués de Llió, impulsor de la construcción de muchos de los molinos, amplió el Casal con un molino papelero que estuvo en activo hasta 1990.

De 80 metros de largo por 25 de altura, el Pont Nou es un impresionante acueducto formado por diez grandes arcos de medio punto que fue construido en el siglo X, aunque un terremoto hundió una parte, que fue reconstruida en 1672. El conjunto fue restaurado a mediados de 1980. El entorno, con bosques ribereños, es muy agradable y frecuente destino de recreo para los habitantes de Sant Pere.