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Santa María del Camí

Cruce de caminos

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Atravesando campos de algarrobos, almendros y viñedos; y funcionando como cruce de caminos de varias localidades mallorquinas, Santa María del Camí hace honor a su nombre, convirtiéndose en el punto de partida en el que el vino Benissalem 'inundó', de sus sabores y aromas tradicionales,  desde el siglo I a.C. no solo a la isla, sino también la península. Villa muy interesante, impregnada de la cultura talayótica, conserva tesoros del año 3.000 a.C como el pozo del pueblo, cuyo interior está hecho de piedras tan grandes que bien podrían ser de origen prehistórico. De porte aristocrático y carácter comercial, Santa María del Camí esconde bellas joyas guardadas en sus edificios más sagrados como la iglesia parroquial de Nostra Senyora del Camí o el convento del Minims. Además de tesoros arquitectónicos, esta localidad también le rinde culto al vino durante la fiesta del vino nuevo.

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