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Tavertet

Un pueblo entre las nubes

Tavertet es uno de esos pueblos que merece salir en cualquier lista de los más bellos. Su situación, al borde de los riscos de las Guilleries, sus vistas impresionantes a los pantanos de Sau y de Susqueda y la autenticidad de su núcleo, un conjunto armónico de casas de piedra que no se trunca en ningún momento, hacen que sea un destino perfecto. Tres calles históricas forman la villa –la de Dalt, la de Baix y la del Mig– con edificios que datan de los siglos XVII y XVIII, y en el centro del pueblo, la Iglesia de Sant Cristòfol, ya documentada en el siglo XI, un templo pequeño al que en los siglos XII y XIII se añadió una torre campanario, unida por un puente a la rectoría. Conserva una antigua imagen gótica de alabastro de Santa María, de principios del siglo XV.

Otras joyas románicas del municipio son la Ermita de Sant Corneli, situada en la cima de un pequeño monte en las afueras y los templos de Sant Bartomeu Sesgorgues y Sant Miquel de Sorerols, de los más bellos ejemplos románicos de la Comarca de Osona. Dispersas por el territorio se hallan espléndidas masías históricas. La de L’Avenc, situada en el camino entre Tavertet y Rupit, es una de las más notables de la comarca. Data del siglo XIII y a principios del XVI se le añadió un casal gótico-renacentista.

Los alicientes naturales no son menores. Varios imponentes saltos de agua, como el Salt del Tirabou y Els Salts de l’Avenc, invitan a realizar excursiones por la zona. También el municipio alberga varias maravillas geológicas, entre las que destaca el Serrat del Vent, una de las cuevas más largas del mundo en materia de gres. Para contemplar el paisaje que envuelve Tavertet en toda su dimensión hay que subir hasta el Mirador del Castell; también en el mismo pueblo hay varios lugares privilegiados desde los que se disfruta de la visión de los riscos de más de 400 metros de altura y máxima verticalidad. 

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