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Cruces del Calvario

Antzuola, Gipuzkoa/Guipúzcoa

En esta fértil tierra del interior de Euskadi, la magia y las leyendas sobreviven con fuerza. De mantenerlas así se encarga un pueblo amante como pocos de sus tradiciones milenarias, apoyado en los muchos monumentos y reliquias centenarias que aún siguen en pie, desafiando al tiempo. Pongamos como ejemplo las Cruces del Calvario de Antzuola: tres grandes cruceros del siglo XVIII, especialmente el central, cuya superficie grabada equivale a un libro en piedra en donde se cuenta en imágenes la Pasión de Jesucristo. Antaño las madres llevaban allí a sus hijos para que aprendieran a andar. Para ello, una y otro debían dar tres vueltas rezando alrededor del monumento y, en cada una, besar al gallo que reposa en la parte baja de la cruz. El ritual se completaba entrando a la vecina ermita de la Antigua para ofrecer una vela o limosna a cambio de esa gracia.

Esta vieja tradición, que aun hoy, dicen, practican algunas madres, le ha valido su fama a estas Cruces del Calvario. Más allá de las creencias, ellas, por sí mismas, son un bello monumento barroco que merece el paseo y la contemplación tranquila. El mejor resumen de toda la energía espiritual aferrada a la piedra y el verde suelo de Antzuola.

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