{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Aldeanueva de San Bartolomé

La capilla Sixtina de la Jara

Compartir

Allí a casi nadie se le oirá decir Aldeanueva de San Bartolomé. El pueblo, en el pueblo, se llama Aldeanovita. El origen probablemente se remonta a la repoblación de la zona en el primer cuarto del siglo XV, en un lugar que se llamó Aldea Nuevita, aunque el territorio ha estado poblado desde el Neolítico, como demuestra el dolmen de la Aldehuela.

Hay también en la localidad referencias a tiempos romanos (en 1948 fue encontrada una lápida del siglo I dedicada al hispanorromano Valerio Vracio) y celtas. De hecho, en abril de 2017, fue anunciado el plan Castrum, que incluye la excavación, consolidación y musealización del espacio arqueológico del cerro Castrejón. Este recinto fortificado de la Edad del Bronce es uno de los asentamientos más conocidos de estas características en el sector occidental de Toledo.

Aparte de lo anterior, el mayor interés de este pueblo de calles estrechas y plazas irregulares probablemente se concentra en la iglesia dedicada a san Bartolomé. El templo, de una sola nave y de estilo gótico tardío (siglo XVI), llama la atención en toda la comarca por las pinturas al fresco del pintor ruso Wladimir Strashko, que representan escenas de la vida y martirio de san Bartolomé, y que han motivado un curioso bautismo para la iglesia: la capilla Sixtina de la Jara. En 2015, el pueblo inauguró un museo dedicado al pintor.

Reportajes recomendados Ver todos

Ver todos