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Camarena

Tierra de vinos, pueblo de paseos

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Si apetece pasear, Camarena es un buen sitio: un pueblo en tierra de vinos que ha pensado en que sus habitantes puedan caminar tranquilamente por las calles y los parques. Hay muchos lugares para hacerlo: la arbolada calle Real, la plaza Ramón y Cajal, la calle Pintor Blas de Prados, la avenida de la Paz, la plaza de la Libertad (con cuatro grandes piedras de molino de aceite), el parque de la Fuente Santa, la plaza de la Virgen de la Caridad…

Este último espacio es uno de los grandes centros neurálgicos de Camarena. Conectada con la plaza Ramón y Cajal por la calle Real, allí se encuentra el curioso y llamativo Ayuntamiento. Un edificio en forma de L reconstruido entre 1987 y 1990 con gran fidelidad al consistorio anterior, que fue derribado por su penoso estado de conservación. La fachada principal tiene unos soportales en la planta inferior, posados sobre columnas de fuste de piedra, y una galería cubierta en la planta superior.

Desde una de las esquinas del Ayuntamiento, la calle de la Iglesia conduce directamente a la plaza del Escribano y a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, construida a partir de finales del siglo XV. Tras el pequeño atrio resguardado por un grueso muro de piedra, se ve un edificio de ladrillo de proporciones irregulares, sin una gran belleza exterior pero con un interior más que notable. Aparte de varios retablos de interés artístico y de un órgano barroco del siglo XVIII, el templo muestra la Carroza de Nuestra Señora de la Caridad, espléndida obra de carpintería cubierta de labores en relieve y decorada con esculturas de tamaño natural. Una pieza única por la delicadeza y la calidad de su talla.

Completa el patrimonio de Camarena la ermita del Cristo de la Sangre (siglos XVII-XVIII), pero el viaje no queda del todo rematado sin una visita a alguna de las bodegas que ayudan a entender por qué Camarena es tierra de vinos.

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