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Urda

Emoción en la tierra del Cristo de la Mancha

El 28 de septiembre es el día grande en Urda, en el sureste de la provincia de Toledo: se abren las puertas de la ermita del Cristo de la Vera Cruz y miles de personas contienen el aliento. Allí asoma la barca dorada donde se alza la figura del Cristo de La Mancha, el Cristo de Urda, talla de tamaño natural, el Cristo de rostro expresivo y manos delicadas, la obra de Luis de Villoldo (1596) que veneran en el pueblo y en la comarca. En lenta procesión baja hacia el templo mudéjar de San Juan Bautista, grande y de gruesos muros, y hasta allí se acercan los peregrinos (Urda es sede jubilar).

En la iglesia permanece hasta el día siguiente y desde allí vuelve a la ermita, el edificio más representativo del pueblo, una sobria construcción de aparejo toledano, con grandes contrafuertes, una esbelta torre y de rica decoración barroca en el interior. Su puerta es uno de los elementos más interesantes, de bronce, compuesta de ocho casetones que narran la vida de Cristo. Es obra de Cecilio Guerrero Malagón, hijo ilustre de la localidad (1909-1996) cuyo museo conserva óleos de gran valor al lado de la ermita.

Una vez hechas estas visitas, quedará como tarea pendiente del viajero acercarse a la ermita de la Concepción y al molino del Tío Rufo, reconstruido en 2006.

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