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Cuerva

La villa de los padres de Garcilaso de la Vega

La plaza de Cuerva responde a los cánones de muchos pueblos: a un lado el ayuntamiento (reformado en 2002), al otro la iglesia. Dedicada a Santiago Apóstol, su declaración como Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1975 está más que justificada. Se trata de un templo imponente edificado en sólida mampostería, con una exquisita portada en piedra labrada y una majestuosa torre herreriana. En el atrio, además, aporta belleza un crucero gótico de piedra berroqueña de principios del siglo XVI. En el interior merece atención el gran cuadro de la Última Cena pintado por Luis Tristán, discípulo del Greco.

De nuevo en el exterior, rodeando el templo se llega al callejón de doña Aldonza, donde se levanta el convento de las Carmelitas Descalzas. No muy lejos de allí puede visitarse el antiguo Colegio de Gramáticos, construido a principios del siglo XVII y utilizado también como cuartel de la Guardia Civil y como escuelas. Hoy la fachada conserva el aspecto señorial, pero el interior está semiderruido. También en ruinas, el castillo de Peñaflor muestra restos de tres muros con grandes ventanas y cuatro torres circulares a pie de carretera, a la entrada del pueblo. Mandado construir por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, está situado en un paraje llano porque no se trataba de una fortaleza, sino de un castillo de recreo.

El rollo de justicia (en el camino viejo de Toledo) y la ermita de los Remedios, mencionada en documentos del siglo XVI, completan el patrimonio monumental de Cuerva.

Para los amantes de la naturaleza, se añade la posibilidad de dar paseos a caballo gracias al Centro Hípico de Cuerva.

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