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Madridejos

Color (y sabor) de azafrán en tierras de la Mancha

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Poblado el territorio desde tiempos inmemoriales (hay en Madridejos huellas romanas y visigodas), el núcleo urbano se formó en época de dominación musulmana y fue creciendo hasta alcanzar un gran desarrollo entre los siglos XV y XVI, esplendor que aún se prolongó hasta el XVII. Estas épocas todavía están muy presentes en la intensidad patrimonial de las calles de Madridejos, el pueblo del azafrán.

Entre sus casas se levantan monumentos espectaculares, edificios de altísimo valor arquitectónico como la iglesia y convento de San Francisco (siglo XVII), la iglesia del Divino Salvador (siglo XVI, con unas estupendas vidrieras recientemente restauradas), la Casa Grande o de las Cadenas (magnífico palacio del XVIII recuperado como casa de cultura, biblioteca, escuela de música y centro de salud), el convento de Santa Ana (siglo XVI, visible solo por fuera), la ermita del Santísimo Cristo del Prado (siglo XVII), el rollo jurisdiccional, la Fuente del Cristo o el propio ayuntamiento, con sus enormes soportales apoyados en columnas de ladrillo.

Esta ruta monumental, sin embargo, no es la única manera de conocer Madridejos, ni quizá la más interesante, pues existe la posibilidad de hacer una visita desde el punto de vista popular-etnográfico y conocer profundamente costumbres y vida tradicional, representadas por las exitosas jornadas dedicadas año tras año al azafrán la última semana de octubre. En cualquier momento, en todo caso, se pueden visitar lugares tan interesantes como el Museo del Azafrán y Etnográfico (ubicado en el convento de San Francisco), la antigua plaza de toros, excavada en la tierra, el Molino del Tío Genaro (propiedad particular, visita previa) o los silos del Tío Colorao y del Tío Zoquete, dos viviendas subterráneas muy representativas de las construcciones populares de Madridejos.

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