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Su proyección fue innegable: los Borgia alcanzaron el pontificado en dos ocasiones, con Calixto III (1455-1458) y con Alejandro VI (1492-1503). Pero no se conformaron con dominar la Iglesia Católica de la época, sino que querían controlar la Italia del Renacimiento. Su ambición de poder, dicen, era desmedida. Los Borgia vivieron entre Canals, Xàtiva, Llombai, Valencia, Gandía y Roma, donde construyeron palacios y casas nobles que recorremos en nuestro itinerario para descubrir todos sus secretos. ¿Sabías, por ejemplo, que antes de la seda, el cultivo que generó más riqueza en Valencia era la caña de azúcar? Así hizo muchísimo dinero la familia de los Borja desde la zona de la Vall d’Albaida hasta la Marjal de Pego-Oliva.
¿O que San Francisco de Borja fue un personaje muy relevante en la época, ya que colaboró con San Ignacio de Loyola en la fundación de la Compañía de Jesús? Fue uno de los primeros jesuitas y ya desde Roma se dedicó a promover sus ideas por Italia y España. En Valencia, por ejemplo, fundó la Iglesia de la Compañía de Jesús, que encontramos justo detrás de la Lonja de la Seda y que desde 2017 pertenece al Arzobispado de Valencia. Fue quemada en la Revolución de la Gloriosa, por lo que todo lo que vemos ahora es del siglo XIX. Otra curiosidad: esta iglesia alberga el órgano de Cavanilles, uno de los más grandes de España.
Llegamos a la tercera etapa de nuestro itinerario, en la que caminaremos por Valencia, desde donde los Borja partieron a Italia, y por la cercana localidad de Llombai. ¿Nuestro guía? Gabriel Benavides Escrivà, de Turiart, una empresa turística que crea rutas temáticas y a la carta. ¡Comenzamos!
Es uno de los monumentos más visitados de Valencia… y también tiene relación con los Borgia. Conocida popularmente como La Seu, una de sus capillas está dedicada a San Francisco de Borja, el tercer Duque de Gandía, donde encontramos dos óleos encargados por la familia Borja a Francisco de Goya, que datan de 1788, y narran escenas de la vida del santo: San Francisco de Borja, ya sacerdote jesuita, asistiendo a un moribundo impenitente y el entierro de Isabel de Portugal.
Además, durante el papado de Alejandro VI se amplió el último tramo de la catedral para unir la capilla del Santo Grial y el Miguelete, que estaba separado. Para ello contrataron a Pere Compte, uno de los principales arquitectos valencianos del siglo XV, autor de La Lonja de Valencia.
“La primera arcada desde la puerta de los hierros, la Arcada Nova, fue promovida por Alejandro VI para así tener un campanario y conectar el Miguelete con la sala del Santo Grial o Santo Cáliz. Cuentan que Pere Compte retrató al Papa como promotor de la obra”, nos explica Benavides. “Y una de las últimas cosas que hizo Rodrigo de Borja, el papa Alejandro VI, fue encargar unas pinturas para la cúpula, las de los ángeles músicos, a uno de los mejores pintores italianos del Renacimiento”.
Actualmente el edificio es la sede de las Cortes Valencianas, recientemente rehabilitado, al que se accede desde la Plaza de San Lorenzo, antiguamente llamada de la Inquisición por estar allí asentado el Palacio de dicha institución. Aunque habitualmente no se puede visitar, hay fechas señaladas en las que sí, como el 25 de abril o el 9 de octubre, en las que la Generalitat abre todos los palacios de la ciudad.
Este palacio, llamado de Benicarló y a escasos metros de la catedral, situado en una zona privilegiada de la ciudad, fue la antigua casa familiar de los Borgia, erigida por el primer duque de Gandía e hijo de Alejandro VI, Pedro Luis de Borja. “Todos los palacios están en la calle Cavallers”, nos cuenta Gabriel Benavides, nuestro cicerone. “Salvo el de los Borgia, porque no eran nobles”.
De planta rectangular, tiene un amplio jardín posterior que estructura gran parte de la manzana en torno a él. Originariamente de estilo gótico tardío y muy suntuoso, sufrió reformas en el siglo XIX que lo desfiguró, adscribiéndolo de esa manera a un estilo gótico. Posteriormente se vendió a los Condes de Benicarló cuando comenzó la decadencia del Reino de Valencia. Más recientemente fue una fábrica de seda y, finalmente, acabó siendo la Presidencia del Gobierno durante la Guerra Civil y el presidente que más tiempo estuvo aquí fue Largo Caballero.
En su interior podemos contemplar las cinco esculturas de Manuel Boix que vimos ya en nuestra primera etapa de la ruta en la plaza de la Antigua Universidad de Gandía, pero en escayola.
La impactante Iglesia de San Nicolás, conocida como La Capilla Sixtina de Valencia por sus frescos, es una de las visitas obligadas en la capital del Turia. Fue erigida como parroquia en torno a 1242 y se engloba en las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad tras la restauración de la Diócesis en el año 1238.
En pleno Siglo de Oro, cuando San Nicolás se transforma completamente en un edificio gótico, estará vinculado a personajes relevantes de esta centuria como Alfonso de Borja, futuro papa Calixto III, que fue rector en esta parroquia. Aquí entra en juego la mediática familia valenciana que guía nuestros pasos en esta ruta cultural.
¿Qué no podemos perdernos en la Iglesia de San Nicolás en relación con los Borja? A la izquierda de la portada de la plaza de San Nicolás podemos contemplar un panel de azulejos que hace referencia a la predicción de San Vicente Ferrer: “De esta parroquia de San Nicolás fue rector Alfonso de Borja, Calixto III, quien canonizó a San Vicente Ferrer el 29 de junio de 1455 cumpliéndose así la profecía del santo”.
En el centro del panel vemos las dos escenas principales de la historia: a la izquierda, a San Vicente Ferrer realizando la profecía a Alfonso de Borja, todavía niño; a la derecha, al mismo Alfonso de Borja, ya papa Calixto III, decretando la canonización de San Vicente Ferrer.
Es uno de los edificios con mayor importancia artística, cultural e histórica de la ciudad. Se fundó en torno al año 1500 gracias a la bula que expidió el papa Alejandro VI en su afán por construir edificios para el pueblo. En 1502, el rey Fernando el Católico firmó el privilegio real, lo que creó el Estudi General de Valencia dentro de la ciudad. Este edificio ha sobrevivido a incendios y guerras, ha sido el Ministerio de Instrucción Pública durante la Guerra Civil u hospital de prisioneros, por lo que ha participado muy activamente en la historia de Valencia.
Esta universidad era de carácter municipal: todo lo sufragaba el municipio, no era estatal. Era el Consejo de la Ciudad quien nombraba los rectores o profesores y corría con los gastos. En 1845 se estatalizó la enseñanza y, con la Ley de Instrucción Pública, todos los profesores pasaron a ser empleados públicos. En la capilla podemos ver el escudo de la ciudad en la bóveda, porque cuando se construyó se quiso dejar constancia de que la universidad corría a cargo del municipio.
En 1795 se creó la biblioteca, uno de los rincones más bellos de la Universidad de Valencia. Es entonces cuando se pensó que había que dar forma al edificio: se elaboró un plan director, porque hasta entonces lo formaban casas inconexas que se habían ido anexionando.
También destaca su imponente claustro renacentista, la Sala de los Investigadores o la sala Duque de Calabria en la que hay una gran colección de volúmenes manuscritos y códices que trajeron a Valencia desde Nápoles. El Duque de Calabria y su mujer, Germana de Foix, fundaron el monasterio San Miguel de los Reyes, donde estuvieron hasta la desamortización de Mendizábal.
En nuestra ruta borgiana tampoco podemos dejar de visitar el Paraninfo de la Universidad, donde están representados varios personajes ilustres y, entre ellos, el papa Borja. Hasta 1965 estuvo en obras, pero con el tiempo se fue desmembrando en diferentes universidades. En su 500 aniversario se rehabilitó todo el edificio y se le dio la forma actual para modernizarlo y poder celebrar eventos culturales como conciertos en su capilla, congresos, exposiciones o conferencias.
Una curiosidad: gracias a las bulas papales del pontífice Alejandro VI se creó también la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
A poco más de 30 kilómetros de Valencia encontramos Llombai. Tal es la relevancia de la mediática familia en este pueblo valenciano que aquí tiene lugar anualmente el Mercado Renacentista de los Borja. Es en esta época del año cuando se realizan visitas guiadas a la Iglesia de la Santa Cruz, que es el edificio que más vinculación tiene con la saga en esta localidad valenciana.
Forma parte del antiguo convento de los dominicos, que fue una donación de San Francisco de Borja, I Marqués de Llombai, antes de heredar el Ducado. Lo mandó construir en 1545 y fue un centro religioso y cultural muy importante en aquella época. Ahora es Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico y se emplea para realizar conciertos o presentaciones de libros en sus bellos claustros.
Además, en lo que era la capilla, ahora la ocupa un espacio expositivo con motivo del Año Jubilar, donde podrás admirar casullas originales de la época o la bula papal de Alejandro VI. Dentro de la iglesia podemos ver la Virgen del Rosario, que fue también donada por Francisco de Borja.
Con esta tercera etapa, en Llombai finaliza nuestra ruta tras los pasos de los Borgia por la Comunidad Valenciana: un recorrido lleno de historia, curiosidades, secretos, edificios emblemáticos, profecías y misticismo.
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