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A partir de hoy es el nombre del programa que presenta en TVE Máximo Huerta durante este verano. El periodista y escritor, ganador, entre otros, del Premio Primavera de Novela, es un viajero incansable. La televisión le atrapó antes, desde los servicios informativos de Telecinco a la musa de la mañana, Ana Rosa Quintana. Después, también visitó Destinos de película en La 1. Se podría decir que la caja tonta es su amante y la literatura es su amada. Por el camino quedó un breve pero intenso paso por el Gobierno. Además de novelas, escribe libros de viajes para recordar todos los lugares por los que pasa. Y, por otro lado, es gran amante de la gastronomía, de la de su tierra (Valencia) y de la nacional. De restaurantes, paellas, hoteles y faros, entre otras cosas, hemos hablando con él.
He pasado muchos veranos trabajando en Madrid y se convierte en una ciudad que, aunque siempre me encanta, en verano es maravillosa. Está vacía. No hay colas. Te puedes sentar, por ejemplo, en una terraza como el 'Picalagartos', en la azotea del hotel ‘NH Collection Gran Vía’, que además se llama así por la taberna de Luces de Bohemia. En efecto, es un lugar muy bohemio. Desde allí se ven todos los tejados de Madrid.
También me gusta ir a 'La Sucursal' (2 Soles Guía Repsol) en plena calle Sandoval, que tienen productos de altísima calidad. Me encanta el concepto, ya que todo funciona en torno a la barra, que simboliza el pasado y el presente. Aunque, claro, en verano voy a la terraza, en la que se está estupendamente.
También voy mucho caminando hasta las terrazas de 'El Espejo', en Paseo de Recoletos, con ese maravilloso pabellón acristalado de estilo art nouveau. Es como aquellos antiguos cafés de principios del siglo XX. Allí me encanta tomar un granizado. Me gustan tanto las terrazas en las alturas como en plena calle.
Yo soy muy de mi barrio y de repetir restaurante. Me encanta, por ejemplo, como ha quedado la renovación del 'Café Comercial', porque me sirve para desayunar, comer, cenar o tomarme una copa. Además, es un lugar que tiene mucha historia y donde se puede ir a escribir.
Por otro lado, uno de mis restaurantes favoritos de Madrid es 'Fismuler' (Recomendado por Guía Repsol), de Nino Redruello. Allí el producto y el sabor de temporada son las claves, por eso siempre me dejo recomendar por él. Además, la carta cambia a diario. Así me pueden ir comentando lo que haya nuevo o sea más fresco. Lo que sí hago siempre es empezar con un zumo de tomate, porque lo preparan muy bien.
Mi infancia la pasé en las playas de Vinaroz, al norte de la Comunidad Valenciana, pero a mí me encantan las pequeñas calas de Alicante. Mi tiempo de universidad y juventud lo pasé en las playas de la Malvarrosa y Patacona, y en las zonas salvajes de El Saler. De hecho, esta última es en la que siempre he estado, la que me recuerda a mi infancia, a la que iba con mis padres. Nos llevábamos la tortilla y la comida hecha, era muy tranquila y, al final, te quedabas durmiendo la siesta entre los pinos.
Yo les recomendaría que fueran a visitar La Albufera y allí, en cualquier sitio de la aldea El Palmar, les van a hacer una paella riquísima. Les sale tan bien porque llevan décadas haciéndola. También en 'La Pepita', en la Malvarrosa, que lleva 100 años trabajándola. El sabor es maravilloso, no se plantean hacer moderneces, sino la paella como se ha hecho toda la vida.
Y ya, para terminar, quiero recomendar un sitio del pueblo en el que crecí, Buñol, 'La Venta Pilar', donde la hacen con romero y a la leña. Es una antigua venta donde se sentaba Sorolla en sus viajes a Valencia desde Madrid. Ahí es, sin duda, donde yo me como la mejor paella de toda la Comunidad Valenciana.
España es un país maravilloso de cine y de literatura. Recomiendo, sin duda, los paisajes de Asturias o Cadaqués o el Cap de Creus, en la Costa Brava. También, por tirar hacia mi tierra, el Castillo de Peñíscola, que ha aparecido en películas como El Cid o París-Tombuctú, la última que rodó Luis García Berlanga en 1999.
Sí, en ese libro, que publiqué en abril, hago un recopilatorio de columnas, reflexiones y de los dibujos que hago mientras viajo. Me gusta dibujar todo lo que veo, pienso que es mejor que hacer fotos porque todo se te queda en la retina. Lo he hecho, por ejemplo, viajando por la Costa Blanca, la Costa Brava o Asturias, que son zonas de España que me encantan. Los libros de viajes se solían hacer antes; yo pienso que son más emocionales que una fotografía y esos son mis mejores recuerdos de cada viaje. Dibujemos mal o bien, todos deberíamos hacerlo. Además, te sirve para pegar algún recuerdo, como la entrada de un sitio, el ticket de un restaurante que te encantó, para escribir lo que sientes, etcétera. Cuando, después, los vuelves a ver con el tiempo, tienes una sensación más de viajero que de turista.
A mí me encanta hacer escapadas, ya sea a Becerril de la Sierra, cerca de Madrid, o a Altea, donde tengo casa; a Cadaqués o a Pontevedra. Y siempre dibujando. También hace poco estuve en Salamanca, en la parte de Ciudad Rodrigo y en un pueblo maravilloso que se llama Dios Le Guarde. Es muy pequeñito y genial para desconectar.
La leyenda cuenta que hace mucho se llamaba Tenebrón, por la gran cantidad de lobos que rondaban por allí y a la frondosidad de sus árboles, lo que hacía temblar a los habitantes de la zona. Por lo peligroso, los lugareños de la aldea bendecían a los viajeros y cazadores que se atrevían a atravesar este bosque con las palabras: “Dios le guarde”. Y por eso se acabó llamando así. Es una historia maravillosa.
Sí, claro, es el hotel 'Formentor', de Mallorca. En él han estado grandes de la literatura, de la monarquía y del cine. Está al norte de la isla, más arriba de Pollença. Es un sueño de un loco que le gustaba recibir mucha gente y, al final, decidió convertir su casa en un hotel. Allí pasaron la luna de miel Grace Kelly y Rainiero, han estado Charles Chaplin, el Dalai Lama, presidentes del Gobierno. También, por ejemplo, Mario Vargas Llosa ha escrito allí novelas. Además, estuvo Winston Churchill. Es un hotel tranquilo con una playa hermosa. Tiene la elegancia de lo que llaman la Old School, esos edificios clásicos... Es una belleza de paisaje.
Yo recomiendo toda la Costa Blanca, desde Calpe hasta el Faro del Albir, lo que llaman la Sierra Helada. La zona es bonita y está llena de extranjeros porque es muy tranquila. La Playa del Albir es preciosa. Es de piedras, que a algunos les puede parecer mal, pero yo la encuentro muy limpia y cómoda. La luz es maravillosa y, por ejemplo, recomiendo un camino que hay de la montaña al faro, es un sendero que permite un paseo muy agradable y que a mí me gusta hacerlo con mi perra. Las vistas de la bahía de Altea son impresionantes.