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Que sí, que lo vamos a conseguir, ya queda menos para poner fin a este año nefasto, que será solo un recuerdo cuando se lo contemos a nuestros nietos. Es hora de dar comienzo a los fastos de despedida. Nada como empezar con una copa de Navidad rematadamente loca y tan retro-moderna como si la hubiera diseñado Alessandro Michele (director creativo de Gucci).
Es esencial poner orden para dar paso luego al desorden. Lo primero es decidir un número que sea manejable, aunque también tiene su gracia permitir que reine el caos juntando a un montón de gente de la empresa. Y dejar que los chats de la apps de reunión echen humo mientras las risas y el buen rollo se apoderan del ambiente.
El factor sorpresa es esencial. Nada de invitaciones por email o whatsapp. Si la fiesta es retro hay que crear un clima que implique al personal. Pide a la gente que ponga sus impresoras en modo fax y empieza a enviar invitaciones como si no hubiera un mañana. Otra opción es mandar la convocatoria usando un casete de toda la vida por correo postal. Atentos, que vuelven a estar de moda.
Sin necesidad de cubiertos, lo único que habrá que poner en casa es una copa para el vino y el espumoso. Nosotros hemos encargado el pícnic a La Quesería, uno de esos comercios que nunca fallan, por su impresionante calidad y buen precio. Raúl Castaneda -jurado de los más prestigiosos concursos de quesos- y Virginia Rodríguez saben aconsejar con mucho tino. Los vinos también son de su tienda en Blasco de Garay, 30: un Malevaje (Castilla y León) y un Botani (Málaga).
"Estos días no dejamos de recibir encargos de este tipo. Aunque lo recibas antes de la fecha de la fiesta, se guarda en la nevera y solo hay que sacarlo un par de horas antes para tomarlo a la temperatura correcta. Se pueden enviar a cualquier lugar de España", explica Raúl.
Hemos usado dos platos esmaltados blancos con el borde azul. En uno hay un surtido de quesos: un stilton inglés, un comté francés, un pecorino trufado y un payoyo de Ubrique. En el otro plato, cecina de León y lomo ibérico, con una porción de paté en el centro. Picos para rematar.
Ponte en situación. Imagina una oficina en las últimas décadas del siglo XX. Las camisas con los picos del cuello acentuado, estampados psicodélicos, blusas de seda resbaladizas rematadas con una lazada, blazers brocadas, chalecos de punto, collares, mini estolas de pelo, pañuelos de seda enroscados al cuello, gafas de pasta de montura descomunal, corbatas, mocasines con hebilla brillante y exagerada, zapatos de salón, colgantes y broches XXL, cinturones de eslabones dorados...
Un estilismo para ir a trabajar arreglado, porque hoy es la fiesta de Navidad. Pásate de la raya, es el momento de celebrar. En este caso, hemos elegido una estética retro que vuelve a estar presente en las colecciones más aplaudidas.
Junto con el pícnic, no está de más enviar un kit compuesto por espumillón en tonos metalizados, globos de colores, serpentinas para enredarse y confeti suficiente para que lluevan papelitos sobre la cabeza. No hay nada más sencillo para crear un ambiente navideño sin necesidad de preámbulos.
Los juegos y las actividades son básicos para caldear el ambiente. El enemigo invisible es perfecto porque pone en marcha el ingenio. Ya que la fiesta es retro, se puede pedir a cada uno que rescate de casa un objeto de esa época como regalo. Algo que le horrorice, lo envuelve y se envía previamente al enemigo que le ha tocado, para abrirlos, de uno en uno, cuando estéis reunidos por algunas de las apps –Meet, Zoom, Teams...–.
El juego de Descubriendo a Papá Noel es bien fácil. Uno de los miembros de la plantilla se disfraza de Papá Noel y el resto tiene que adivinar quién se esconde tras la barba y el abultado atuendo rojo. Funciona mejor con grupos grandes que en pequeños.
Tampoco podía faltar uno de los clasicazos de los 80 y 90, el concurso de míster y miss empleado. Puede que resulte políticamente incorrecto, pero es súper divertido. No hace falta que votes fijándote solo en el atractivo físico, hazlo guiado por la inteligencia o su gracia natural.
La electrónica de los 80 nunca falla: Tainted love de Soft Cell, Only you de Yazoo, Don't you want me de The Human League, Blue Monday de New Order, Personal Jesus de Depeche Mode... Tampoco deben faltar representantes de la new wave: Heart of glass de Blondie, One step beyond de Madness, Town called Malice de The Jam o London calling de los Clash.
Algunos clásicos nunca sobran: 'Heroes' de Bowie, 'Psycho Killer' de Talking heads, 'Stayin' alive' de los Bee Gees, 'Highway to hell' de ACDC, algo de Abba, etc. Y no olvidemos el pop patrio: Hombres G, Mecano, Los Secretos, Nacha Pop, La Guardia, Orquesta Mondragón o el gran Tino Casal.
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