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Morales sirve ahora atún de primera clase, arroces que el comensal solo tiene que rematar en su casa, croquetas de fantasía (de chilly crab a pato Pekín) o unos callos para chuparse los dedos. También hay ostras, o pescado fresco. El cliente lo pide con 24 horas de antelación y el restaurante lo prepara con producto de primera clase que el propio cocinero recoge a primera hora.
"No vamos a hacernos ricos, pero al menos seguimos en la brecha" dice Morales. En su carta, además las kokotxas de merluza, los canelones de rustido ("los chavales adoran esas cosas"), el cochinillo al horno o la perdiz roja deshuesada rellena. "Ya que lo hacemos, lo hacemos a tope", cuenta el chef.
Peña es un tipo muy conocido en Barcelona, especialmente porque maneja dos de las cocinas más buscadas de la Ciudad Condal (además de la del 'Torpedo'): las del 'Bar Gresca' y el restaurante del mismo nombre (2 Soles Guía Repsol). "Estamos pensando en poner el menú del bar también en formato para llevar. Es un poco más complicado que el 'Torpedo', pero estamos estudiando cómo ejecutarlo bien para que la gente pueda disfrutarlo en casa".
También establecimientos históricos como el 'Via Veneto' (3 Soles Guía Repsol), o 'Ca l'Isidre' (1 Sol Guía Repsol) se han puesto las pilas con el formato, porque tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias, y sirven sus platos míticos: croquetas, espárragos, sopas y pescados en el caso del primero (entre muchos otros platos, con pedido mínimo de 60 euros); y el morro de bacalao, el suquet de rape o la espalda de cabrito, en el caso del segundo. Cartas amplias de producto de temporada y clásicos atemporales, trabajando exclusivamente en el servicio a domicilio hasta que remita el temporal.
Además, veteranos como 'Xavier Pellicer' (1 Sol Guía Repsol 2020) o Nando Jubany (3 Soles Guía Repsol) estudian adecuar sus cadenas de producción para poder dar salida a este servicio, algo más complicado por la producción de los propios platos y los requisitos de calidad que imponen los propios chefs.
"Hay que seguir trabajando, mantener el contacto con el cliente, demostrar que podemos llevarte toda la clase y el talento de nuestros cocineros a la puerta de tu casa. Improvisar y adaptarse con cosas imprescindibles ahora mismo", dice Romain Fornell, del grupo Gout Rouge, que ha arrancado con el servicio para llevar y a domicilio en dos de sus restaurantes en la parte alta de Barcelona: el 'Café Turó' y 'Casa Tejada'. El primero es un clásico de la zona, con buenas hamburguesas y excelente carne; el segundo es un recién llegado que había congregado ya a un buen número de fans de las ostras, el king crab y los langostinos.
"Servimos producto fresco, puedes venir a buscarlo o te lo llevamos a casa, pero nuestra promesa es que siempre te lo llevarás fresquísimo. Estamos convencidos de que uno puede tener una experiencia excelente con una buena comida en casa, cocinada por nuestros chefs y preparada para degustar, hasta que podamos volver a acogerles aquí”, apunta Fornell. 'Casa Tejada' sirve además un menú semanal con dos platos y postre, donde –a modo de ejemplo- pueden encontrarse espárragos verdes con huevo mimosa o risotto de champiñones y parmesano.
La otra apuesta, igualmente atractiva, es 'El Colectivo Pasteles'. Tipos con experiencia que sirven tartas a domicilio y cuyo Instagram es ya un regalo a la vista. Con Damià Bosch al frente, especializados en cáterin, con un brownie que es de otro mundo y opciones veganas, 'El Colectivo' ha endulzado muchas tardes de cuarentena a los habitantes de la capital catalana. Presentación excelente y un seguro de vida para cumpleaños y celebraciones.
Lo que queda claro es que el delivery ha llegado para quedarse y que su irrupción abre otra línea de competencia para una ciudad en la que cada paso es complicado en el mundo gastronómico. "Va a ser complicado, porque esto ya empieza a ser una guerra, pero nadie quiere dejar de estar al pie del cañón", remata Adelf Morales.
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